III. La
industrialización a medias 4
El inicio de las
presidencias radicales coincide con la Primera Guerra Mundial. Nuestro país era
neutral como parte de un acuerdo con Gran Bretaña, que sí peleaba, y que
necesitaba los suministros de trigo y carne argentinos, los que podían cruzar
el mar sin ser atacados. En un país agrícola como la Argentina de entonces, la
guerra produjo escasez de productos manufacturados importados, que se
encarecieron hasta ser inaccesibles a los trabajadores. La guerra terminó en
1918, y nuestro país empezó a cobrar los alimentos exportados a Gran Bretaña
desde 1914. Esta afluencia de dinero produjo dos efectos: algunos empresarios
decidieron montar fábricas, y producir en el país manufacturas sencillas
(textiles, papel, objetos de metal, vidrio y cerámica); mientras que los
obreros, cuyo número creció, volvieron a reclamar mejoras salariales y en las
condiciones de trabajo.
En 1916 Hipólito
Yrigoyen se convirtió en el primer presidente radical. Había ganado prestigio
liderando los levantamientos armados contra la oligarquía, con las consignas
Democracia y Honestidad. Estos dos conceptos eran muy populares, pero no
constituían un programa de gobierno. En realidad la UCR no tenía un programa
diferente al de los estancieros, y más allá de los discursos casi nada cambió.
La economía siguió centrada en la agroexportación, y el escaso crecimiento
industrial se debía a iniciativas particulares y no a un plan de gobierno. El
radicalismo no protegió a la industria de la competencia extranjera. Su gran
aporte al futuro: la creación de Y.P.F., se debió a razones de estrategia
militar, no industrial o económica. En lo social tampoco hubo reformas. Es
cierto que Yrigoyen recibió delegaciones obreras, cosa que jamás había hecho
ningún presidente de la oligarquía, hasta apoyó los reclamos obreros en alguna
negociación con los patrones, pero también los reprimió a sangre y fuego. Las
más grandes masacres obreras de la primera mitad del siglo XX se deben a
Yrigoyen.
En enero de 1919 se
produjo la primera de estas masacres, que fue conocida como la Semana Trágica.
Empezó con una huelga en los talleres metalúrgicos Vasena, de la Capital
Federal; la empresa había despedido obreros que reclamaban 8 horas de trabajo y
aumento de sueldo. Los trabajadores y sus familias hicieron piquetes alrededor
de la fábrica, y fueron reprimidos a tiros por la policía con varios muertos
como resultado. El entierro de las víctimas se convirtió en una gigantesca
manifestación, que volvió a ser tiroteada en el cementerio de la Chacarita. Se
lanzó una huelga general con piquetes y barricadas. Los empresarios formaron la
Liga Patriótica, un grupo de civiles armados que atentaban a tiros y palazos
contra los sindicatos, las mutuales de inmigrantes y los judíos del barrio de
Once. El presidente ordenó al ejército despejar las calles. Hubo 700 obreros muertos
y 3.000 heridos. Un dato curioso: el joven teniente Juan Domingo Perón comandó
un destacamento policial durante la represión.
En 1921 hubo nuevas
masacres obreras en Santa Cruz y Santa Fe. Ante una serie de huelgas en el sur,
Yrigoyen envió al ejército a reprimir. Cientos de obreros fueron torturados y
fusilados, se prohibieron los sindicatos y el gobierno favoreció a los
estancieros (muchos de ellos ingleses) contra los trabajadores.
En el norte
santafecino la empresa británica La Forestal se dedicaba a talar los bosques de
quebracho para fabricar tanino. Los obreros que reclamaban mejoras quisieron
formar un sindicato, y fueron atacados a tiros por los guardias de seguridad de
la empresa. Se lanzó una huelga que terminó con una salvaje represión por parte
del ejército, la policía y los guardias privados. Se llegaron a incendiar las
viviendas de los obreros, murieron muchos de ellos y sus familias. Luego de
destruír los bosques del norte de Santa Fe, sur del Chaco y Noroeste de
Santiago del Estero, la Forestal dinamitó los depósitos de agua potable y cortó
los servicios eléctricos para obligar a los trabajadores a abandonar la región.
Varias localidades de la zona son actualmente pueblos fantasmas, deshabitados y
en ruinas.
Hipólito Yrigoyen
dejó la presidencia a M.T. de Alvear en 1922. Alvear también era radical, pero
su gobierno se pareció mucho a los gobiernos conservadores[1]
(él también era estanciero) en esos años la Argentina alcanzó récords de
exportaciones en cereales y carne, había dinero en abundancia, pero no se
invirtió en industrializar al país ni en obras para los sectores populares.
En 1928 volvió
Yrigoyen a la presidencia. Casi enseguida estalló la crisis mundial de 1929,
cuyos efectos llegaron rápidamente al país. En las provincias del norte
argentino hubo una terrible desocupación, y miles de familias emigraron hacia
Buenos Aires, donde también se hacía sentir el desempleo y la falta de dinero.
Los provincianos recién llegados se amontonaban en un asentamiento precario
detrás de la estación de Retiro, que fue la primera villa miseria del país
(actualmente Villa 31). Los trabajadores desocupados se ofrecían a trabajar por
unas monedas por día, el valor de los sueldos se derrumbó y los empleos se
volvieron cada vez más precarios. Yrigoyen no fue capaz de enfrentar la
situación y la crisis empeoró.
En medio de la
bronca popular, un sector de la oligarquía (los mismos que habían fundado la
Liga Patriótica en 1919) impulsó un golpe militar. En 1930 el general José
Félix Uriburu se convirtió en el primer dictador argentino. Nadie salió a
defender a los radicales; aunque los votaba, el pueblo no tenía fe en ellos
como para poner el cuerpo. El ahora capitán Juan Domingo Perón formó parte de
las fuerzas golpistas.
La Década
Infame 5
Se llama así conoce
al período que va del golpe militar de 1930 al golpe militar de 1943. Un
periodista le dio este nombre por su carácter antipopular, antidemocrático,
corrupto y antinacional. Los conservadores volvieron al poder, por la fuerza y
mediante fraudes electorales. Al principio los radicales se negaron a
participar en elecciones tramposas, pero al morir Yrigoyen en 1933 se aliaron
con sus antiguos adversarios políticos y
compartieron los gobiernos.
El pueblo sufrió la
pobreza extrema, sin leyes de protección laboral era duramente explotado y los
sueldos se volvieron miserables. Los asentamientos y villas se multiplicaron.
La mano de obra casi regalada le sirvió a las empresas para bajar costos, este
factor, unido a la escasez de productos importados que era consecuencia de la
crisis mundial, alentó a los empresarios a montar fábricas para producir
manufacturas en el país. La década de 1930 se caracteriza por el crecimiento
industrial.
Como las industrias
que aparecieron durante la primera guerra mundial, estas nuevas fábricas
producían para el consumo interno. No hubo desarrollo de la fabricación de
maquinarias ni bienes de capital. Los gobiernos conservadores dictaron una
serie de medidas económicas para proteger a las industrias de la competencia
extranjera: Créditos, subsidios, impuestos a la importación. También se
protegió a los productores agrícolas regionales fijando precios mínimos al
azúcar, algodón, yerba, vino, tabaco, etc. y se aseguraron ganancias a todos
los sectores empresarios agroganaderos, fabriles o de servicios. El pueblo
pagaba el festival de subsidios con sacrificios y miseria.
En 1932 nuestro
principal comprador de carnes, Gran Bretaña, firmó un tratado con sus colonias
y ex colonias para fundar un mercado común. Los británicos les comprarían materias
primas y alimentos con preferencia sobre otros países. Los estancieros
argentinos perdían oportunidades frente a Canadá y Australia. Recurrieron al
gobierno, que mandó a Inglaterra al vicepresidente Julio Roca hijo. Roca firmó
con el ministro inglés Runciman un tratado comercial (conocido como Pacto
Roca-Runciman) que mantenía las ventas de carne al Reino Unido a cambio de una
entrega sin antecedentes en la soberanía económica argentina. Entre las
obligaciones que el pacto impuso a la Argentina estaban: Utilizar todo el
dinero cobrado por las ventas de carnes para comprar productos británicos. El
85% de las exportaciones de carnes debían hacerse a través de los frigoríficos
designados por Gran Bretaña., el 15% restante
podía ser hecho por empresas nacionales siempre que embarcaran el producto en
buques ingleses. Se debía dar trato preferencial a todas las empresas
británicas en el país. Se debían mantener altas las tarifas de los
ferrocarriles de capital británico, y continuar comprando carbón a Inglaterra
en vez de explotar el de Río Turbio en la Patagonia. Se entregó la concesión de
los tranvías, colectivos y taxis a la empresa Corporación del Transporte, de
capital inglés. Además se integraron los
representantes de los bancos británicos en Argentina al directorio del Banco
Central, que determina el valor del peso y las tasas de interés.
La corrupción
creció; los frigoríficos ingleses estafaban al Estado con facturas falsas y
evasión de impuestos; la empresa de electricidad renovó sus contratos repartiendo
coimas; concejales, diputados, senadores y ministros se enriquecían a costa del
Estado y del pueblo.
El senador Lisandro
de la Torre investigó y denunció las estafas de los frigoríficos y su
complicidad con varios ministros. Un asesino a sueldo atentó contra su vida en
una sesión del Congreso, matando a su
amigo, el senador Bordabehere.
Se fraguaban las
elecciones con la complicidad de casi todos los partidos políticos, los
ciudadanos se sentían estafados cada vez que votaban. La dictadura de Uriburu
fue sucedida por presidentes “elegidos” en forma fraudulenta, cambiando los
resultados de las votaciones. Al principio Yrigoyen ordenó a los radicales no
participar, pero murió en 1933, y la UCR empezó a entrar en el juego. En 1938
surgió del fraude un presidente radical (Ortiz) con un vicepresidente
conservador (Castillo).
Los gobernantes
sentían tanta seguridad e impunidad que hasta se anunciaba el futuro presidente
de antemano. En 1944 debía haber elecciones, y el candidato que ya se daba por
ganador anunció que iba a apoyar al bando aliado en la segunda guerra mundial
que se venía desarrollando desde 1939. Ese anuncio desató un nuevo golpe
militar.
En la guerra
mundial se enfrentaban por un lado Alemania e Italia, gobernadas por los
nazi-fascistas Hitler y Mussolini y aliadas a Japón. Esta alianza se llamaba El
Eje. Del otro lado estaban los Aliados: Gran Bretaña, Francia, EE.UU. y la
Unión Soviética. Argentina era neutral, como lo había sido en la 1ª guerra
mundial de 1914-1918.
El
ejército argentino tenía relación profesional con el alemán desde principios
del siglo 20. Sus armas y uniforme eran como los de los alemanes, y sus
oficiales admiraban a Alemania. No querían ir a la guerra contra sus maestros.
Además, el pacto Roca-Runciman había sido una humillación de la soberanía
frente a Gran Bretaña, y EE.UU. presionaba a la Argentina para declararle la
guerra al Eje. Es decir que la presión imperialista contra la soberanía
nacional era más fuerte de parte de los aliados que por parte del Eje. El
patrioterismo militar llevó a un grupo de oficiales (el G.O.U. o grupo de oficiales unidos, del que
formaba parte Juan Domingo Perón) a preparar y ejecutar un golpe de Estado el 4
de junio de 1943, con el fin de impedir las elecciones de 1944, y para que el
futuro presidente no apoyara a los aliados.
EL PERONISMO 6
La dictadura
implantada por el golpe militar anunció que terminaría con el fraude electoral,
la corrupción y la entrega del país a manos extranjeras. Pero el Gral Rawson,
designado presidente, eligió ministros de la oligarquía. Ante las protestas,
fue rápidamente reemplazado por el Gral. Ramirez, que había sido ministro de
guerra de Castillo. Se estableció la
enseñanza religiosa obligatoria, fueron encarcelados los sindicalistas que
organizaron huelgas, se anunció la neutralidad argentina durante la guerra. La
política prometía ser de mano dura y mantener la situación social de la década
infame. Viendo que no habría mejoras el pueblo trabajador empezó a desconfiar
de los militares. Pronto se reiniciaron los reclamos salariales. Frente a un
paro ferroviario la dictadura encarceló a los dirigentes obreros, rápidamente
la huelga se extendió y endureció, se paralizaron los puertos y los embarques
de exportación hacia Gran Bretaña. En el gobierno no tenían muy claro si
convenía reprimir o no. En ese momento el coronel Perón pidió que lo dejaran
negociar una solución: liberó a los sindicalistas presos y la huelga se dio por
terminada. A partir de allí Perón se volvió el representante del gobierno
militar ante los sindicatos, y empezó a desarrollar una política totalmente
diferente a la anterior.
El coronel Juan Domingo Perón se hizo muy popular por los
beneficios que recibieron los trabajadores durante su gestión; y esa
popularidad lo llevó a ser presidente entre 1946 y 1955.
Perón pensaba que existía un peligro político si los
trabajadores continuaban sufriendo privaciones como lo venían haciendo desde el
siglo 19, porque esa injusticia los llevaba a luchar contra el orden social
capitalista, y a adoptar ideas comunistas o socialistas, contrarias a la
propiedad privada de las empresas. Para evitarlo, puso en práctica una
estrategia de beneficios sociales ligados al control del movimiento obrero.
Por un lado fue aplicando una serie de decretos que
garantizaban la jubilación a los 60 años, el descanso semanal obligatorio, las
vacaciones anuales con cobro de sueldo, el aguinaldo; beneficios que alcanzaban
a todos los trabajadores por igual. Al
mismo tiempo legalizó la actividad de los sindicatos, poniendo al frente de
ellos a dirigentes que le respondían fielmente, y desplazando a los viejos
dirigentes anarquistas, comunistas y socialistas. Los sindicatos legalizados
podían recurrir a la justicia y al Estado si no se cumplían los convenios
laborales por parte de las empresas, podían organizar obras sociales y ofrecer
beneficios a sus afiliados que los antiguos sindicatos no estaban en
condiciones de dar.
La idea de Perón (que figura en varios de sus discursos)
era que a cambio de los beneficios el Estado controlase al movimiento obrero, y
así garantizar la paz social. Pensaba que un obrero bien pagado era un
consumidor, y que el pueblo al consumir reactivaba la economía, lo que a la
larga beneficiaba a las empresas, que así recuperaban con creces lo gastado en
sueldos más altos.
Sin embargo, la mayoría de los empresarios detestaban a
Perón y a su política social y laboral. Muchos de sus camaradas militares lo
consideraban un trepador político, y los partidos políticos tradicionales
(conservador, radical, socialista, etc.) lo veían como un obstáculo para
retomar el control político del país mediante elecciones, a causa de la
popularidad del coronel. En 1945 EE.UU. llevó a fondo la presión para que la
Argentina declarase la guerra a Alemania, denunciando que el gobierno militar
simpatizaba con los nazis. El general Farrell recibió muchas presiones de Campo
de Mayo para que Perón fuera desplazado del gobierno, y ante amenazas de
atentar contra su vida, terminó llevándolo detenido a la isla Martín García.
Cuando el pueblo trabajador supo de la detención de Perón,
exigió a los dirigentes sindicales que organizaran una medida de protesta, ya
que todos imaginaban que se daría marcha atrás en las mejoras laborales. Los
dirigentes vacilaron porque temían enfrentar al gobierno; finalmente, y a los
tirones, la CGT llamó a un paro nacional para el 18 de octubre, pero sin
nombrar a Perón. Los obreros de las fábricas adelantaron la protesta, y el día
17 de octubre de 1945 se movilizaron hacia la Casa de gobierno a pedir la
libertad de Perón. La Plaza de Mayo quedó repleta (unas 100 mil personas) y
Perón debió ser liberado. Este acontecimiento marcaría una época, porque dio
origen al movimiento peronista.
En
febrero de 1946 hubo elecciones. Todos los partidos políticos formaron en una
alianza electoral llamada Unión Democrática. Los dirigentes sindicales crearon
el Partido Laborista para que Perón pudiera presentarse como candidato a
presidente. Perón ganó la presidencia, mayoría absoluta en el Congreso y todas
las gobernaciones provinciales. Se puede decir que tenía todo el poder.
Disolvió la corte suprema de justicia (oligárquica y corrupta) y nombró otra
que le respondía a él. También reformó la Constitución en 1949, estableciendo
principios nacionalistas y sociales (aunque no reconoció el derecho de huelga),
también se permitió la reelección del presidente, que hasta entonces no era
posible.
Para
controlar mejor al movimiento obrero, Perón disolvió el partido laborista y lo
reemplazó por el partido peronista, puso al frente de la CGT a los dirigentes
más sumisos y obsecuentes. En esa época se empezó a hablar de Burocracia sindical. Así se llama a los
dirigentes que miran más sus beneficios que los del trabajador que dicen
representar, y que para mantenerse al frente de los sindicatos se apoyan en el
Estado.
Perón
se casó a fin de 1945 con Eva Duarte (Evita) quien, sin tener cargo en el
gobierno, se hizo famosa y popularísima por atender a los pobres y sus
problemas, también encabezó la campaña de propaganda por el voto femenino en
1947, aunque todos los partidos estaban de acuerdo en este tema, y el Congreso
lo aprobó por unanimidad.
Desde la presidencia Perón quiso realizar reformas económicas, pero esta parte resultó un fracaso. La Argentina había ahorrado mucho oro durante la primera mitad del siglo 20, no tenía deudas importantes y era conocida como un país rico y solvente. Perón gastó mucho dinero en nacionalizar los servicios públicos. Compró los ferrocarriles ingleses pagando un sobreprecio de doscientos millones de dólares respecto al valor que tenían en la Bolsa de Londres. Compró el servicio telefónico –totalmente atrasado- a la norteamericana ITT, y luego la contrató para proveer nuevos equipos. Esta actitud buscaba conformar a Gran Bretaña y EE.UU. y contradecía el discurso antiimperialista de la campaña electoral. El gobierno canceló anticipadamente préstamos en moneda extranjera y aumentó los gastos del Estado dando créditos a la industria, subsidios a los empresarios nacionales y a los productores del campo. Se multiplicaron las pequeñas y medianas industrias para el consumo interno. Sin embargo, no se organizó una industria pesada capaz de producir maquinarias y bienes de capital, que siguieron siendo importados. Se nacionalizó el comercio exterior a través del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio), el IAPI compraba las cosechas en pesos y las vendía en dólares, luego usaba los dólares para comprar equipos industriales que vendía a las empresas a crédito. Esto fue favorable mientras los precios de los alimentos fueron altos, pero después de 1950 bajaron, y al usar los fondos del IAPI para subsidiar a los productores privados, el Estado gastó todas las reservas en dólares. En 1952 el país ya no tenía más ahorros, los precios subían constantemente, se dependía de las exportaciones de trigo y carne para conseguir dólares (y por lo tanto de los estancieros, que odiaban a Perón), hubo que pedir préstamos a EE.UU, y para 1954 el gobierno terminó negociando con la petrolera norteamericana Standard Oil para explotar el petróleo de YPF. Estas medidas contradecían el nacionalismo, y debilitaron políticamente a Perón. Los trabajadores reclamaban aumentos de sueldos ante la inflación, empezaron algunas huelgas y se preparaba una situación más complicada.
7
Para los
empresarios Perón ya no era útil. Una alianza de la Iglesia, los partidos
políticos opositores, la oligarquía y parte de las fuerzas armadas, organizó un
golpe de Estado. En junio de 1955 la marina bombardeó la Plaza de Mayo,
provocando 300 víctimas. Al saber que el Obispo de Magdalena había bendecido a
los aviones navales que participaban del atentado, una multitud quemó siete
iglesias del centro de la capital y la Curia eclesiástica. Perón, al principio
dio un agresivo discurso contra los terroristas, pero luego intentó reconciliarse
con sus opositores. Los golpistas se envalentonaron y volvieron a sublevarse en
septiembre. Hubo dos días de forcejeos militares entre los militares golpistas
y los legalistas que defendían al gobierno, pero ni Perón ni la CGT recurrieron
a la movilización popular para aplastar el golpe. Finalmente Perón renunció y
se exilió fuera del país. El pueblo pagaría las consecuencias.
II.
Crisis Políticas e Intervención Militar
La dictadura que
desplazó a Perón se llamó a sí misma “Revolución Libertadora”. Se ilegalizó el
peronismo. Llegándose al extremo de secuestrar el cadáver de Evita (fallecida
en 1952) para que el pueblo no fuese a verla (sus restos embalsamados estaban
en la CGT). Los sindicatos fueron intervenidos por los militares, prohibidas las
huelgas, se desató más inflación que se comió los salarios, y así los
empresarios pudieron recomponer sus ganancias remarcando precios con sueldos
congelados.
Se anuló la
constitución peronista, volviendo a la de 1853, pero se le agregó el art.14bis,
que estipula los derechos del trabajador. Nadie tenía intención de cumplirlo,
era puro teatro ante el pueblo que extrañaba a Perón.
[1] Se llamaban conservadores a los políticos de la oligarquía, porque
querían mantener al país sin cambios.
Trabajo
practico N° 4
Década
infame
1-
¿Cuáles
son las características de la década infame?
2-
De
que se trató el pacto Roca- Ruciman, ¿Cuáles fueron sus consecuencias?
3-
¿Cómo
se llamó el golpe de estado donde aparece Perón?
(leer el material de estudio hoja 5 y 6
de material, para responder, no se puede usar la web, pueden utilizar los
audios de las clases por wasap)
Peronismo
A-
¿Cuál fue el gobierno popular sube en forma democrática entre 1946-1955?
B-Que
leyes se firmaron a favor de los obreros en el gobierno de Juan Domingo Perón,
¿Qué fue el 1° plan quinquenal? ¿Qué es el IAPI? ¿Qué sector estaba en contra
de Perón y por qué?
C- el gobierno Peronista fue derrotado por un
golpe de estado Si o no ¿Cómo se auto llamó el gobierno militar? ¿Quién asume
el poder? ¿Qué pasa con Perón y su partido político en Argentina?
(leer el material de estudio hoja 6 y 7
de material, para responder, no se puede usar la web, pueden utilizar los
audios de las clases de wasap)
Profesor D. Mansilla.-
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